jueves, 21 de mayo de 2020

Juan Martínez Montañés



Juan Martínez Montañés, escultor e imaginero. Nació en Alcalá la Real (Jaén) en 1568 y murió en Sevilla en 1649 a los 81 años de edad, en esta ciudad desarrolló su principal trayectoria artística.
Fue una figura sobresaliente de la escultura en madera policromada y el máximo exponente de la escuela sevillana de imaginería. Juan de Mesa y Alonso Cano fueron sus reconocidos discípulos.

Familia

Sus padres fueron Juan Martínez, “Montañés” y Marta González. Tuvieron seis hijos siendo Juan el único varón. Contrajo matrimonio en Sevilla con Ana de Villegas. Tuvieron cinco hijos: Mariana (monja dominica), Bernardino (monje franciscano), José (prebístero), Rodrigo y Catalina. Enviudó y contrajo un nuevo matrimonio en 1614 con Catalina de Salcedo y Sandoval, hija del pintor Diego de Salcedo con la que tuvo otros siete hijos.

Formación

Se inició en la escultura trabajando en Granada en el taller de su paisano Pablo de Rojas al que a lo largo de su vida reconocería como su maestro. Completó su formación en Sevilla, donde se estableció para el resto de su vida.
En 1588 compareció ante un tribunal examinador, para acreditar su suficiencia en la escultura y el diseño de retablos. Fue declarado “hábil y suficiente para ejercer dichos oficios y abrir tienda pública”

Obra

En su producción artística se distinguen varias etapas:
  • -El periodo formativo (1588.1605);
  • - La etapa magistral (1605-1620);
  • - El decenio crítico (1620-1630), con la pérdida de sus discípulos Juan de Oviedo y
  • Juan de Mesa;
  • - El periodo plenamente barroco de la apoteosis final (1630-1643).
La obra de Martínez Montañés se conserva fundamentalmente en Sevilla y otros lugares de Andalucía e Hispanoamérica. Algunas de las más relevantes que están documentadas e identificadas son las siguientes:
  • - En la Catedral sevillana, se encuentran el Crucificado de la Clemencia (1603) y la Inmaculada conocida como “La Cieguecita” (1629-1630);
  • - En la parroquia del Sagrario, el Niño Jesús;
  • - En la iglesia de la Anunciación, San Ignacio, San Juan Bautista y San Francisco de Borja;
  • - En el Museo de Bellas Artes de Sevilla, Santo Domingo y San Bruno (1634).
  • - En el convento de Santa Clara, el retablo mayor, la Inmaculada, Santos Juanes y San Francisco de Asís;
  • - En las Carmelitas Descalzas, Santa Ana y la Virgen;
  • - En Santa Paula, San Juan Evangelista;
  • - En Santa Isabel, el retablo del Juicio Final
Aunque en su fase inicial trabajó la piedra, su material preferido fue siempre la madera policromada. Siempre contó con la colaboración de grandes pintores, entre los que destacó Francisco Pacheco del Río.
En 1607 realizó el diseño y las figuras principales del retablo del convento de la Concepción de Lima (Perú). La hornacina principal del retablo la dedicó a un Crucificado. El modelo de retablo que creó para este encargo le sirvió para posteriores obras.

Estancia en Sevilla

La mayor parte de la vida profesional de Martínez Montañés transcurrió en Sevilla y fue profundamente religiosa, fue una gran estudioso de la Biblia y de textos de santa Teresa de Jesús y otros santos místicos. En consonancia con su religiosidad, varios de sus hijos profesaron órdenes religiosas.
Por aquellos tiempos en Sevilla se organizaban tertulias en la universidad, academias y en la Casa de Pilatos y a ellas acudía Martínez Montañés. En la academia del pintor Francisco Pacheco del Río, conoció a Diego Velázquez y Alonso Cano donde asistían además diversos teólogos, filósofos, escultores y pintores.

Madrid

En 1635 fue unos meses a Madrid, para moldear en barro el busto del rey Felipe IV, que junto con el retrato ecuestre de Velázquez debían servir como modelo para una estatua ecuestre. Esta estatua se encuentra actualmente en la plaza de Oriente de Madrid. Durante su estancia en Madrid fue retratado por Velázquez.

Retablos

Montañés se especializó en el diseño y construcción de retablos para los que también realizaba su obra escultórica. El modelo de retablo utilizado fue el dominante en el periodo manierista.
En los retablos mayores solía predominar la estructura de dos cuerpos, con tres calles.
En 1609 comenzó la ejecución del que sería uno de sus trabajos más destacado, el retablo de la iglesia del convento de San Isidoro del Campo en Santiponce (Sevilla), perteneciente a la orden de los jerónimos. La obra quedó concluida en 1613 y en ella intervinieron varios artistas ensambladores y escultores.

Escultura

Su arte como escultor se inspiró en el natural y su producción tiene unas características más clasicistas y manieristas que propiamente barrocas.
Fue creador de un lenguaje sereno y clásico que transmitió a toda la Escuela Andaluza. Las esculturas de carácter religioso realizadas podían tener como fin, bien la participación en cortejos procesionales, o bien ser la decoración interior de una iglesia, tanto en forma individual como formando parte de un retablo.

Crucificados

Entre las esculturas más relevantes de su obra se encuentran la figura de Cristo crucificado. Con el Cristo, al artista mostró un perfecto conocimiento del cuerpo humano, pretendiendo acentuar el realismo de la figura, representando los músculos, las venas, una contorsión propia de la crucifixión. Realizó más de diez Cristos y entre ellos destaca el Cristo de la Clemencia, conservado en la Catedral de Sevilla.

Escultura del Niño Jesús

Según contrato, Martínez Montañés tenía que tallar una imagen “de una vara poco más o menos… de madera de cedro de la Habana… con una cruz del tamaño que conviene al Niño, de ébano, redonda… labrada con toda la corteza a imitación de corteza rústica”.
Montañés recreó a Jesús niño, desnudo y erguido con los pies sobre un cojín y las manos alzadas. Esta imagen ha tenido diversas restauraciones a lo largo de su historia. Todas ellas encaminadas a reparar la policromía de la imagen.
Se trata de una obra emblemática de la escultura barroca ya que fijó la versión definitiva de esta popular iconografía andaluza. La escultura la realizó en 1607 para la Hermandad Sacramental del Sagrario de Sevilla. Su éxito supuso la aparición de múltiples versiones, realizadas tanto en madera como en otros materiales como barro cocido o plomo.

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